Esta mañana sucedió algo inesperado en el distrito del Agustino. Lo que en un principio sería un momento sabrosón, de pura diversión, terminó siendo una película de terror en vivo y en directo. El cómico ambulante “Bolas de acero”, de 52 años, se suicidó con una pistola, metiéndose bala en el coco, frente a una multitud de transeúntes que hacían media luna alrededor de él para escucharlo decir sus payasadas.

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El “Bolas” había advertido desde un inicio, según cuentan testigos, que iba a hacer algo “sorprendente” a la mitad de su show, que los iba a dejar a todos c*judos y que nadie se iba a olvidar nunca de eso. Cuando dijo esas palabras, de hecho, más gente se acercó. La tías del chanfainita, el rachi y el ceviche de a luca dejaron su puestos porque se morían de la curiosidad. Y la curiosidad mató al gato. Nadie se imaginaba que este causita se iba a balear a sí mismo.

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Los paramédicos encontraron en su bolsillo una carta de suicidio: “Me llegó al p*ncho tener que vivir en El Agustino pe’ varón, me cansé de aguantarle a mi germa sus hu*v*das, de mirarme al espejo y ver este mismo cacharro todos los días… por eso quiero que todos sepan que para mí irme de aquí es algo bien chévere pe’ batería, me voy al cielo o al infierno, no sé, pero allá chelas y hembritas seguro que no me van a faltar. Que todos vean como me voy de acá, c*rajo”. 

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Los fans del “Bolas de acero” están muy apenados por lo sucedido, pero al mismo tiempo, otros lo consideran un héroe nacional por haber decidido largarse del mundo cuando quiso, pues tuvo bolas de acero para hacerlo.